sábado, 18 de abril de 2015

Coatlicue en los mitos de Cthulhu (Parte 1)

Coatlicue es una diosa madre, que represente la fertilidad y el ciclo de la vida para los aztecas. Los Aztecas son un grupo prehispánico que apareció en México en 1325 a 1521, fue el último impero antes de la llegada de la corona Española. Los aztecas, a diferencias de otros pueblos prehispánicos, fueron mucho más complejos en sus creencias y en su cosmovisión. Esta complejidad se dio en las representaciones y en lo abstracto de cada una de sus deidades. Coatlicue la gran diosa madre, representa la tierra y el ciclo, su nombre significa “La de falda de serpientes”, el monolito que se conoce de ella es espectacular y terrible. Ella es madre De Huitzilopochtli (dios de la guerra, que significa el colibrí izquierdo y Coyolxauhqui (diosa lunar, significa la adornada de cascabeles). Cabe recordar que Coatlicue termina concibiendo, de forma “virginal”  a uno de sus hijos más importantes que es Huitzilopochtli, pero tenía otros 400 que representaban el aire. Esta deidad, representaba la vida y la muerte, los cuatro puntos cardinales, la cosecha y la fertilidad. La simbología compleja mostrada en el monolito es entrañable, que merece un análisis tan grande como algún ídolo egipcio o sumerio. Al parecer su mito tenía que ser alimentado con corazones que surgían a través del rito del sacrificio humano. Aunque este rito era frecuente para su hijo.
La idea de lo bueno y lo malo está más allá del arquetipo de la madre Coatlicue, ella vela por sus hijos pero los castiga si es necesario. La muerte no es castigo sino sólo el proceso, el fertilizante que sirve para la cosecha en el campo. La tierra reclama sangre, como lo hace ella, era temida pero también amada, tal vez por engendrar a uno de los dioses principales de los Aztecas.

Mito de Coatlicue



“El mito nos cuenta que Coatlicue estaba barriendo en la cima del monte Coatépec (Monte de la serpiente) y del cielo cae una bola de plumas. Ella la guarda en su falda y más tarde al buscarla no la encuentra y queda muy sorprendida, más al saber que estaba embarazada. Su hija, Coyolxauhqui (La de los cascabeles en la cara) y sus hermanos los Centzonhuitznahua (los innumerables del Sur) deciden matarla, pero al intentar hacerlo nace Huitzilopochtli totalmente armado y decapita su hermana arrojando su cuerpo ladera abajo y luego mata a sus hermanos. El mito explica la sucesión de los días y las noches. Huitzilopochtli el sol naciente, mata a la luna (Coyolxauqui) y a las estrellas (los Centzonhuitnahua). El edificio del templo mayor simboliza a la montaña de Costépec en la que se encontraba el templo de Huitzilopochtli y al pie se halló el monolito de Coyolxauqui representada con la cabeza cortada y el cuerpo destrozado.” (Bazterrica:2012).

Un tractorista, al acomodar el escombro para aplanarlo,  removió el mencionado  bloque y quedó al descubierto que se  trataba de una pieza arqueológica.
Estos 400 hijos son parecidos a los diez mil retoños de Shub-Niggurath. Aunque Shub-Niggurath es extraterrestre, su forma arquetípica es muy conocida en la tierra, y una de sus representaciones más interesantes posiblemente es la de Coatlicue, diosa de la mitología Azteca, dónde también podemos encontrar a Yig, el dios serpiente, representado en Quetzalcoatl, dios supremo de los toltecas e importantes entre otras culturas prehispánicas. Algunos han hecho aseveraciones sobre el culto a Cthulhu dentro de los pueblos prehispánicos, representado como Tlaloc o Coijo (dioses de la lluvia en diferentes culturas precolombinas). Pero Coatlicue es el arquetipo derivado de Shub-Niggurath, que también una deidad maldita asociada con al fertilidad y el sexo, representado como un manojo de tentáculos, o serpientes (según el observador o la cultura). Con patas de cabra, como el dios Pan el gran macho cabrío representado por Eliphas Levi en el Baphomet.




La representación de Coatlicue
Coatlicue fue representada en un monolito de piedra con 2.60 m de alto. Su cuerpo tiene forma de cruz rayando en lo amorfo y lo antropomorfo. No tiene cabeza, en vez de ellos, dos serpientes se observan frente a frente, se identifica como una mujer por sus pechos colgados, como si estuviera amamantando. Un collar de cuatro manos y 5corazones adornan el pecho, en el ombligo un cráneo, el cuál se dice representa el universo. Una falda de serpientes cubren las piernas hasta sus pies en forma de águila. En la base se encuentra Tlaloc. Las faldas de serpientes y el cuerpo amorfo nos recuerda a la apariencia de Shub-Niggurath. Tal vez lo pueblos prehispánicos confundieron los tentáculos con estás serpientes, o viceversa. Este monolito fue encontrado Durante la  excavación para las “trincheras del muro Milán” de Línea 1 en el año de 1969, frente a la Ex iglesia y convento de Montserrat (en la esquina de las calles Izazaga e Isabel la Católica) frente a este lugar hubo un hallazgo importante.
“ … se encontró una  pieza muy importante que popularmente se le llamó “La Coatlicue del Metro.
Salió de las excavaciones como un bloque de roca o cimiento de cal y canto común en el que no se apreciaba nada. Después de tres o cuatro días el camión de volteo retiró el escombro de la obra, incluyendo ese bloque,  y lo llevó al tiradero de San Juan de Aragón donde se depositaba ese material para relleno.
Se dio aviso al INAH y se recuperó para su limpieza y estudio”.
Martín Arana Álvarez, ob.cit. Texto resumido.

Normalmente la “Llamada de Cthulhu” o “El rastro de Cthulhu” se juega entre los años 20s y 30s, lo cuál haría imposible usar el monolito como algún artefacto arqueológico conocido pero hay que recordar que Coatlicue, y en específico el monolito, fue descrito por investigadores del siglo XIX y cronistas españoles.
“Del hallazgo se tiene noticia por las notas de un albaradero llamado José Gómez, quien consignó el suceso en un Diario curioso que daba cuenta de los hechos memorables ocurridos durante la administración del virrey Revillagigedo (1789-1794), así como por un breve texto de carácter académico que poco tiempo después publicó el erudito Antonio de León y Gama (1735-1802). A las pocas semanas del descubrimiento de la Coatlicue, el propio virrey ordenó su traslado al edificio de la Real y Pontificia Universidad de México. Allí fue albergada en los corredores del patio central, al lado de una serie de esculturas en yeso, copias de obras grecolatinas donadas años antes por el rey Carlos III. El choque que se produjo fue brutal. El contraste estético entre la Coatlicue y la las figuras que representaban el canon clásico fue insalvable, pero el sacudimiento no se circunscribió a una confrontación de orden estético. Se sabe por las Cartas mejicanas, redactadas por el religioso Benito María Moxá, que la presencia semicúbica de la diosa de la muerte, la dela falda de serpientes -que mostraba un cráneo al frente y otro en la espalda, y que tenía el corazón expuesto-, presumiblemente había reactivado el culto a la diosa entre los indios. Estos argumentos fueron suficientes para que la comunidad universitaria pidiera que se le volviese a enterrar en el lugar donde fue encontrada. 

En 1803, Alexander von Humboldt llegó a México. Conocedor del hallazgo de la Coatlicue, pidió que se le mostrase el monolito, petición a la que accedieron las autoridades, por lo que se realizó una exhumación insólita que registran los cronistas de los años finales de la Nueva España. Una vez cumplido el deseo de Humboldt, la diosa fue enterrada nuevamente. Años después, Coatlicue fue otra vez desenterrada, primero para ser exhibida en un rincón de la universidad, detrás de un biombo que denotaba un signo de vergüenza de buena parte del sector criollo de la sociedad; después, ya abierto el Museo Nacional en 1825, junto con ejemplares botánicos y zoológicos, pasó a formar parte del acervo de curiosidades de la antigüedad mexicana, condición en la que se mantuvo por más de un siglo. Actualmente es posible afirmar que es una de las piezas maestras que resguarda el Museo Nacional de Antropología.” (Arroyo).


De una deidad prehispánica a una deidad católica
La adoración de esta deidad considerada madre de todos los mexicanos tomo lugar originalmente en el cerro del Tepeyac. Doscientos años antes de la llegada de los españoles ya existía culto por esta imagen. Este es el mismo lugar donde la leyenda del Ni can Mopohua le atribuye a las apariciones de la virgen de Guadalupe. Es el Tepeyac centro de ceremonias donde se agradecía y ofrendaba a la madre Tonantzin (nuestra madre) y se le ofrendaban agradecimientos de diversas formas. Tonantzin  es otro nombre que define a la Coatlicue mejor conocida como la madre de la tierra.( http://www.danzasmexicanas.com/lo-nuestro/la-virgen-y-coatlicue/)

Bibliografía:

Jean-Claude Delhalle / Albert Luykx Coatlicue o la degollación de la madre: http://www.iai.spk-berlin.de/fileadmin/dokumentenbibliothek/Indiana/Indiana_12/IND_12_Delhalle__Luykx.pdf

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